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Contrarrestar el discurso del odio en tiempos de crisis: Consideraciones para Alcaldes y Gobiernos Locales

Última actualización:
28/11/2024
Fecha de publicación:
28/11/2024
Tipo de contenido:

En todo el mundo, las ciudades están luchando contra el impacto de la incitación al odio en sus comunidades. A menudo alimentados por la desinformación y exacerbados por los rápidos avances tecnológicos y el alcance de las redes sociales y otros espacios digitales, los actores malignos son capaces de hacer proliferar el odio que contribuye a fracturar la cohesión social y a socavar la resiliencia de las comunidades. Cada vez más, estas tendencias conducen a la violencia. La Estrategia y Plan de Acción de la ONU contra el Discurso de Odio subraya la urgencia de abordar y contrarrestar este fenómeno, que, advierte, puede crear una atmósfera propicia para violaciones generalizadas de los derechos humanos.

Hasta la fecha, los debates sobre la mejor manera de abordar este fenómeno, que se manifiesta de diversas formas en función de los contextos sociales, religiosos, étnicos, nacionales y políticos, se han centrado en el papel de los gobiernos nacionales, los organismos internacionales como las Naciones Unidas, las redes sociales y otras empresas privadas, las universidades y las organizaciones de la sociedad civil (OSC). Han tendido a pasar por alto las contribuciones únicas que los alcaldes y otros líderes electos locales y los gobiernos locales -sean urbanos o rurales, grandes o pequeños- pueden hacer a un esfuerzo de toda la sociedad para prevenir la incitación al odio y mitigar sus impactos en las comunidades locales; esto, cuando las ciudades pueden desempeñar un papel vital. Esto se debe a una serie de factores, como su comprensión, a menudo única, de los contextos locales; su capacidad para identificar las señales de alerta temprana del odio y fomentar el diálogo intercomunitario y de otro tipo que puede reducir las tensiones y construir la cohesión social; su capacidad para proporcionar protección a grupos específicos; y su capacidad para servir de brújula moral mediante palabras y acciones que promuevan la inclusión, la tolerancia y la coexistencia.

Estos actores locales son especialmente relevantes en el complejo panorama geopolítico actual, en el que las ciudades tienen que gestionar cada vez más las repercusiones locales de crisis mundiales consecutivas y paralelas. Esto incluye las relacionadas con el COVID-19, la migración, el clima, los conflictos internacionales y regionales, y la polarización social, política y económica.

Como dijo Alice Wairimu Nderitu, Secretaria General Adjunta de la ONU y Asesora Especial para la Prevención del Genocidio, en un acto de Ciudades Fuertes 2024 de septiembre, al margen de la semana de alto nivel del 79º periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU, son los gobiernos locales los que pueden «aportar información sobre el lenguaje codificado» que se utiliza cada vez más en distintos contextos locales para sembrar el odio, y reforzó que «abordar el discurso del odio es una tarea ingente, pero las ciudades deben desempeñar un papel fundamental sobre el terreno con sus comunidades».

A lo largo de sus compromisos con ciudades y otros gobiernos subnacionales de todo el mundo, incluida su red global, la Red de Ciudades Fuertes (Ciudades Fuertes) ha identificado una serie de consideraciones para alcaldes y gobiernos locales interesados en contribuir a un enfoque de toda la sociedad para hacer frente a la amenaza que el discurso del odio supone para la cohesión social en sus ciudades. En el entendimiento de que los ejemplos específicos enumerados en este informe político pueden no aplicarse a todos los contextos, representan enfoques y prácticas que esperamos sirvan de guía e inspiración.

Las opiniones expresadas y los ejemplos citados en este informe político no reflejan necesariamente las de los miembros de Ciudades Fuertes, las organizaciones asociadas o los patrocinadores de la misión de la Red.

Discurso de odio: cualquier tipo de comunicación verbal, escrita o de comportamiento que ataque o utilice un lenguaje peyorativo o discriminatorio con referencia a una persona o a un grupo en función de lo que son; en otras palabras, en función de su religión, etnia, nacionalidad, raza, color, ascendencia, sexo u otro factor de identidad. Las definiciones y la comprensión de lo que implica la incitación al odio -y la línea que separa la incitación ilegal de la legalmente protegida- suelen variar según el país.

Desinformación: contenido falso, engañoso o manipulado, destinado a engañar o perjudicar.

Desinformación: contenido falso, engañoso o manipulado, compartido sin intención de engañar o perjudicar.

Consideraciones para alcaldes y gobiernos locales

  1. Comprende el alcance del problema: identifica y rastrea la incitación al odio que afecta a tu ciudad.
  2. Traza y refuerza las asociaciones comunitarias para facilitar la presentación de informes y otros tipos de intercambio de información, respetando los derechos humanos.
  3. Habla con coherencia.
  4. Aplica políticas y directrices claras y actúa.
  5. Promover la coordinación local multiactores.
  6. Invierte en educación y alfabetización mediática.
  7. Formar a las autoridades locales, a la policía local y a otros profesionales de primera línea.
  8. Abordar la incitación al odio dirigida contra los líderes electos locales y los ayuntamientos.
  9. Aprovecha la formación existente, los recursos de capacitación y otras oportunidades de aprendizaje para las ciudades.

Los dirigentes municipales y los gobiernos locales deben tener una idea clara de las amenazas, dentro y fuera de Internet, que la incitación al odio supone para sus comunidades, y de cómo la desinformación puede amplificar y exacerbar de otro modo la amenaza. También deben saber cómo reconocerla e identificarla. Controlando activamente y abordando de forma proactiva ésta y otras amenazas afines, las ciudades pueden evitar que la incitación al odio incite a la violencia o cause daños individuales o a la comunidad. La identificación precoz permite intervenciones oportunas, como campañas de concienciación pública específicas, acciones legales o iniciativas de apoyo comunitario, que ayudan a proteger a las poblaciones vulnerables y a mantener la cohesión social.

Las ciudades pueden identificar y rastrear la incitación al odio en línea y fuera de línea utilizando una combinación de herramientas tecnológicas, asociaciones comunitarias e institucionales y estrategias de vigilancia proactiva.

Uso de la tecnología

Las ciudades pueden implantar herramientas tecnológicas, como plataformas de seguimiento de redes sociales e inteligencia artificial (IA), para rastrear la incitación al odio en tiempo real. Estas herramientas pueden identificar tendencias, detectar narrativas dañinas y marcar contenidos problemáticos para su revisión. Los sistemas avanzados de IA pueden utilizarse para detectar patrones de discurso de odio y desinformación que pueden alimentarlo mediante el análisis de grandes volúmenes de datos. Por ejemplo, estos sistemas pueden rastrear el origen, la difusión y la viralidad de la información falsa, ayudando a las ciudades a responder más rápidamente a los contenidos perjudiciales antes de que se hagan virales. Las ciudades también pueden desplegar análisis de sentimientos para calibrar el tono de los debates en línea, ayudando a identificar la creciente hostilidad o el posible discurso del odio. Esta tecnología puede detectar cambios en la opinión pública que podrían indicar la aparición de discursos peligrosos.

Ten en cuenta la protección de la privacidad de los datos y las consideraciones éticas

Aunque el seguimiento de la incitación al odio requiere vigilar los espacios en línea, es esencial proteger los derechos de privacidad de los residentes. Las ciudades deben asegurarse de que sus medidas de vigilancia cumplen las leyes de protección de datos y las directrices éticas, y ser transparentes sobre los métodos utilizados para rastrear la incitación al odio, junto con la desinformación que a menudo la alimenta. La confianza pública es crucial, y la transparencia ayuda a evitar la percepción de extralimitación o mal uso de las herramientas de vigilancia.

La tecnología es sólo uno de los métodos para identificar y rastrear la incitación al odio. Comprendiendo que las herramientas tecnológicas pueden no estar al alcance de todas las ciudades, a continuación se indican algunas herramientas sin coste que los gobiernos locales pueden utilizar para vigilar contenidos y narrativas problemáticos.

Hay una serie de herramientas que los gobiernos locales pueden utilizar para vigilar los contenidos y las narrativas problemáticas. Algunas de ellas son gratuitas y pueden ayudar a detectar bots, facilitar la comprobación de los hechos y proporcionar una visión general de cómo se ha difundido y debatido una noticia en Internet.

  • Hoaxy visualiza la difusión de la información y ayuda a comprobar los hechos.
  • Buscador de afirmaciones es una herramienta web de comprobación de hechos automatizada y en directo.
  • Botómetro ayuda a identificar bots, que a menudo se emplean para escalar la desinformación, mientras que BotAmp te permite comparar la influencia bot de dos conjuntos de tuits.
  • Tendencias y Herramienta de red te ayuda a identificar y mapear las tendencias en la difusión de la información sobre temas concretos.

Colaborar con empresas tecnológicas

Establecer asociaciones y/o relaciones con empresas privadas de tecnología y plataformas de medios sociales cuando sea posible (por ejemplo, Facebook, X, YouTube) permite a las ciudades acceder a datos y herramientas de información que pueden ayudar a identificar campañas dañinas y contenidos de odio antes de que se difundan ampliamente.

Asociaciones de comprobación de hechos

Las ciudades pueden colaborar con organizaciones de comprobación de hechos para verificar la información que circula en la comunidad. Estas asociaciones pueden centrarse en desmentir afirmaciones falsas, especialmente durante acontecimientos críticos como elecciones o crisis sanitarias. Se pueden desarrollar sitios web o aplicaciones que permitan a los residentes denunciar contenidos sospechosos, facilitando el seguimiento de la información falsa.

Colaboración con Instituciones de Investigación y Organizaciones de la Sociedad Civil

Asociarse con universidades e instituciones de investigación que estudian las tendencias de la incitación al odio puede ayudar a las ciudades a comprender mejor el comportamiento en línea, las pautas de desinformación y los contenidos extremistas que pueden conducir a la violencia. Estas asociaciones también pueden informar las decisiones políticas y crear estrategias a largo plazo para combatir la incitación al odio. Además, las organizaciones comunitarias locales y las OSC suelen tener una visión profunda de los problemas a los que se enfrentan grupos específicos. La colaboración puede ayudar a las ciudades a identificar más fácilmente la incitación al odio y la discriminación dirigidas a comunidades vulnerables.

Involucrar a los residentes de la ciudad, especialmente a las poblaciones históricamente marginadas, en la identificación y denuncia de la incitación al odio es crucial para abordar eficazmente estos retos y crear resiliencia a nivel local. Esto se debe, en parte, al hecho de que las comunidades locales suelen ser las primeras en experimentar los efectos negativos de las narrativas perjudiciales y son socios cruciales a la hora de detectar, denunciar y contrarrestar estas amenazas. La participación de la comunidad también garantiza que las respuestas dirigidas por la ciudad se adapten localmente y sean inclusivas y sostenibles.

Hate Speech: Important to Distinguish between the Illegal and the ‘Awful but Lawful

Para salvaguardar eficazmente tanto la seguridad pública como la libertad de expresión, los gobiernos locales y los socios comunitarios deben comprender la distinción entre discurso de odio y discurso «horrible pero lícito». El primero tiene consecuencias legales (y en muchos casos penales) en muchos países porque supone una amenaza directa e inminente para la seguridad de las personas y la armonía social. En cambio, el segundo, aunque potencialmente ofensivo o perturbador, suele ser libertad de expresión legalmente protegida.

Al comprender esta diferencia, los gobiernos locales y los socios comunitarios pueden ayudar a navegar por debates delicados, promover la tolerancia y fomentar un enfoque equilibrado que apoye tanto la inclusividad como la libertad de expresión. Este conocimiento también les capacita para intervenir adecuadamente, creando un entorno más seguro y respetando al mismo tiempo las expresiones legítimas de opinión, por incómodas que sean.

Además, para ayudar a establecer expectativas realistas para los residentes, las ciudades deben proporcionar información clara y accesible sobre los procesos de denuncia y respuesta. Esto incluye explicar cómo las acciones del gobierno pueden abordar situaciones específicas y ofrecer orientación para distinguir entre conceptos relacionados, como los delitos de odio, la incitación al odio y los incidentes por prejuicios. Cuando las comunidades comprenden qué actividades deben denunciar -y a quién- y los posibles resultados, es más probable que colaboren eficazmente con las autoridades. Sin esta claridad, las expectativas no satisfechas podrían desalentar la colaboración futura y debilitar la confianza entre la comunidad y el gobierno local.

Las ciudades pueden reforzar el compromiso comunitario y facilitar la presentación de informes de varias maneras. Por ejemplo, estableciendo mecanismos de información basados en la comunidad, colaborando de forma proactiva con las organizaciones y líderes comunitarios locales y, cuando sea necesario, reforzando su capacidad, prestando apoyo a las comunidades marginadas y destinatarias y fomentando la relación y la confianza con las comunidades.

Mecanismos comunitarios de información

Los gobiernos locales deben considerar la posibilidad de establecer plataformas accesibles para que los residentes denuncien incidentes de incitación al odio (así como otros incidentes de odio). Ya sea en línea, en persona y/o a través de líneas telefónicas locales, estos sistemas deben ser fáciles de usar y estar bien publicitados en todas las lenguas pertinentes, garantizando respuestas oportunas de los funcionarios municipales. Esto promueve la participación ciudadana y refuerza la capacidad del gobierno local para identificar las amenazas emergentes sobre el terreno.

Colaboración con las comunidades y las OSC locales

Las OSC locales, los líderes religiosos y otros líderes comunitarios suelen tener una visión única de los problemas a los que se enfrentan los grupos marginados u otros grupos vulnerables que son objeto de la incitación al odio. La colaboración de los gobiernos locales con estas partes interesadas puede ayudar a garantizar que las ciudades sean conscientes de las preocupaciones específicas de la comunidad y puedan responder mejor a ellas. Los líderes comunitarios también pueden educar a los residentes locales sobre los peligros de las narrativas dañinas y el discurso del odio (incluyendo en qué se diferencia del discurso «horrible pero legal») y animar a que se denuncie.

Apoyo a las comunidades vulnerables

Los grupos marginados y otros grupos vulnerables suelen ser los principales objetivos de la incitación al odio. La colaboración con los líderes comunitarios y las organizaciones que representan a estos grupos ayuda a los gobiernos locales a comprender mejor los retos específicos a los que se enfrentan estos grupos y a responder en consecuencia, incluso proporcionando apoyo psicosocial a las víctimas del odio.

Crear confianza y legitimidad

Las ciudades pueden contrarrestar más eficazmente la incitación al odio y las narrativas dañinas cuando cuentan con la confianza de sus comunidades. Comprometerse con los residentes y los líderes de la comunidad fomenta la transparencia y la cooperación, que son esenciales para combatir las falsas narrativas. Sin el apoyo de la comunidad, incluso las mejores estrategias contra el odio pueden encontrar resistencia o escepticismo.

Por último, implicar a la comunidad crea campeones locales que pueden concienciar y actuar como defensores de la lucha contra la incitación al odio y las narrativas perjudiciales. Estas personas influyentes pueden tener más impacto en sus comunidades que los funcionarios municipales, ya que las comunidades locales confían en ellos como mensajeros creíbles.

Los alcaldes y otros dirigentes municipales deben abordar públicamente los peligros de la incitación al odio en todas sus formas y manifestaciones, así como pronunciarse de forma coherente y clara para condenar los incidentes de odio cuando se produzcan, independientemente del grupo al que vayan dirigidos. Esto incluye condenar inequívocamente a cualquier grupo o individuo motivado por el odio que amenace con cualquier forma de acto violento, acoso intolerante o discriminación contra sus residentes, visitantes o personal municipal. Como dijo el alcalde de Edmonton, Amarjeet Sohi, en una conferencia sobre Ciudades Fuertes 2024 celebrada en octubre en Victoria, Columbia Británica (Canadá), «es importante que los alcaldes aborden el odio de frente». Al hacerlo, pueden ayudar a asegurar a las comunidades que la ciudad sigue siendo acogedora e inclusiva para todos.

Esto puede hacerse mediante declaraciones oficiales y otros mensajes en línea o fuera de línea, desmintiendo activamente rumores, conspiraciones y desinformación, o solidarizándose con quienes han sido objeto del odio o apoyando a quienes se han levantado contra él. Como figuras públicas muy visibles, los alcaldes y otros líderes electos locales, en particular, pueden influir en el discurso público, dar ejemplo a los residentes y movilizar recursos para hacer frente a estas amenazas.

Crear confianza

Cuando los alcaldes se pronuncian contra el odio y la información falsa que puede subyacer o alimentarlo, sobre todo en tiempos de crisis, refuerzan la credibilidad del gobierno local como fuente fiable de información. Esto ayuda a combatir la difusión de narrativas perjudiciales, sobre todo en momentos de gran ansiedad pública.

Establecer un tono de inclusión y tolerancia

Los alcaldes que adoptan una postura pública contra la incitación al odio y la desinformación que puede alimentarla, envían un poderoso mensaje sobre los valores de inclusividad y tolerancia en sus ciudades, dejando claro que el odio y la discriminación no tienen cabida en la comunidad. Esto también puede ayudar a evitar que los grupos marginados se conviertan en objetivo o queden aislados.

Demostrar liderazgo en tiempos de crisis

En momentos de agitación social o polarización política, los alcaldes y otros dirigentes locales que se pronuncian activamente contra el discurso del odio en torno a la agitación o la polarización pueden ayudar a rebajar las tensiones y restablecer la calma. Su liderazgo es crucial para mantener el orden y proteger de daños a las comunidades vulnerables.

Unas políticas y directrices claras y aplicables contra la incitación al odio y la discriminación proporcionan a las ciudades un marco de actuación, así como los recursos necesarios para hacer frente eficazmente a estas amenazas. Respetando la libertad de expresión, los gobiernos locales pueden garantizar la existencia de leyes y directrices que protejan a las personas y a los grupos de la retórica discriminatoria y perjudicial, protegiendo al mismo tiempo la libertad de expresión. Esto puede incluir: a) trabajar con las fuerzas de seguridad locales para garantizar que se aplican las leyes existentes y que se investigan adecuadamente los incidentes de odio y se responsabiliza a los infractores; b) garantizar que los funcionarios de la ciudad reciben la formación necesaria para contribuir a los esfuerzos contra el odio (por ejemplo, formación contra los prejuicios y la polarización; cómo identificar y denunciar los incidentes de odio); y c) desarrollar una política o plan de acción antidiscriminación, antirracista o de otro tipo para toda la ciudad.

El desarrollo de un marco político para toda la ciudad puede ayudar a los gobiernos locales a aclarar conceptos clave relacionados con la incitación al odio, la discriminación y los retos relacionados, lo que a su vez ayuda a ilustrar los matices de cuándo, cómo y dónde intervenir y/o asignar recursos. Por ejemplo, mientras que las protecciones en torno a la libertad de expresión pueden limitar la actuación en determinados incidentes de odio, abordar las pintadas de odio suele conllevar ramificaciones legales (por ejemplo, porque puede implicar la desfiguración de la propiedad pública) y justifica una atención inmediata. Incluyendo estos ejemplos en los materiales de orientación o formación, los gobiernos locales pueden comprender mejor los problemas y tomar decisiones informadas sobre la asignación de recursos y las estrategias de intervención.

Entre los ejemplos de acciones dirigidas por las ciudades contra la incitación al odio y la discriminación, incluidas las destinadas a apoyar la aplicación de los marcos jurídicos y/o políticos nacionales pertinentes, se incluyen:

Colaboración con las fuerzas de seguridad

Los gobiernos locales tendrán que profundizar en la colaboración con las fuerzas del orden en un momento en que la incitación al odio puede desembocar en violencia u otros daños a la comunidad.

Invertir en la Comunidad

El discurso del odio y la información manipulada suelen explotar las divisiones dentro de la sociedad. Los gobiernos locales pueden mitigar este riesgo invirtiendo y promoviendo iniciativas que fomenten la inclusión y el diálogo entre los distintos grupos. La participación de la comunidad puede adoptar muchas formas, desde la organización de reuniones vecinales y actos deportivos hasta la instalación de un mostrador de información en un hospital local u otro servicio. Convocar o facilitar actos comunitarios que reúnan a personas de distintos orígenes, apoyar el diálogo intercultural e interreligioso y financiar proyectos cívicos, como el servicio comunitario, el voluntariado o la contribución al trabajo de las OSC locales, puede ayudar a crear capital social, generar un sentimiento de pertenencia a la comunidad y mitigar la polarización.

Evaluar y actualizar las políticas

  • Evaluaciones periódicas: El panorama de la incitación al odio y las narrativas dañinas evoluciona rápidamente, lo que exige una evaluación continua de las políticas y los programas. Los gobiernos municipales deben evaluar periódicamente la eficacia de sus intervenciones y actualizarlas en función de las nuevas amenazas, los avances tecnológicos y los comentarios de la comunidad.
  • Medir el Impacto: Las ciudades deben establecer métricas para medir el impacto de sus estrategias, incluida la reducción de la difusión de contenidos nocivos y discursos de odio, la mejora de la concienciación pública y el aumento de la información y la resiliencia de la comunidad.


5. Promover la coordinación local entre múltiples actores

Promover la coordinación de múltiples actores en torno a la prevención de la incitación al odio y la mitigación de sus efectos en las comunidades locales permite a las ciudades tener un enfoque centrado, coordinado e impulsado por expertos para gestionar los complejos retos que plantea la incitación al odio. Permite al gobierno local beneficiarse de la experiencia de los funcionarios municipales, las OSC locales, los líderes religiosos, los educadores, los trabajadores sociales, los trabajadores juveniles y la policía local, entre otros. Es fundamental garantizar que el enfoque esté suficientemente estructurado para permitir un intercambio eficaz de información entre las principales partes interesadas locales y con la comunidad, y para responder a los incidentes en tiempo real. En algunos casos, las plataformas o mecanismos existentes pueden aprovecharse para estos fines; en otros, puede ser apropiado crear otros nuevos dedicados a abordar la incitación al odio y los daños en línea.

Ventajas de contar con una Plataforma de Coordinación Local

  • Coordinación centralizada entre departamentos: Los esfuerzos de prevención de la incitación al odio dirigidos por el gobierno local se basarán inevitablemente en diferentes funciones municipales o se cruzarán con ellas, desde la seguridad pública a la sanidad, pasando por la educación y las relaciones con la comunidad. Una plataforma o grupo de trabajo específico garantiza una comunicación y coordinación ágiles entre los departamentos municipales, evitando respuestas fragmentadas o incoherentes.
  • Experiencia y recursos específicos: Un enfoque estructurado de múltiples actores permite a un gobierno local aprovechar la experiencia única de varias partes interesadas -como las fuerzas del orden, los educadores, los líderes comunitarios, las empresas tecnológicas y los profesionales de la salud mental- para abordar la amenaza de la incitación al odio desde múltiples ángulos y crear respuestas más personalizadas y eficaces.
  • Respuesta rápida: La incitación al odio en línea puede propagarse rápidamente, especialmente en las redes sociales, lo que exige respuestas rápidas e informadas. Una unidad de coordinación especializada puede supervisar las plataformas, identificar las amenazas emergentes y responder con prontitud para mitigar los daños.
  • Apoyo holístico a las personas y comunidades afectadas: Las víctimas de la incitación al odio suelen necesitar apoyo emocional, jurídico y social, que va más allá de lo que puede proporcionar una sola organización. Con mecanismos coordinados, las fuerzas del orden, los profesionales de la salud mental, los grupos de asistencia jurídica y las organizaciones comunitarias pueden colaborar para prestar un apoyo integral, que ayude a las víctimas a sentirse protegidas y comprendidas.
  • Fomentar la resiliencia mediante estrategias a largo plazo: Una plataforma de coordinación específica puede desarrollar y aplicar estrategias a largo plazo que aborden los problemas sistémicos que podrían estar detrás de la manifestación o el aumento de la incitación al odio en una ciudad, entre otras cosas promoviendo la inclusividad y el sentido de pertenencia entre todos los residentes, así como la alfabetización digital y la responsabilidad ante los medios de comunicación, que pueden contribuir a la resiliencia general de la ciudad.

Al dotar a los residentes, a los jóvenes y a los grupos demográficos de mayor edad, en particular, de las habilidades necesarias para analizar críticamente la información, reconocer y rechazar la retórica del odio y promover una comunicación respetuosa, los gobiernos locales pueden aumentar la resistencia frente a la difusión de narrativas perjudiciales. La alfabetización mediática permite a las personas identificar el discurso del odio, los contenidos tendenciosos y la desinformación, fomentando un enfoque más informado y analítico de los medios que consumen. Este pensamiento crítico reduce la susceptibilidad a las narrativas manipuladoras que a menudo alimentan el discurso del odio y ayuda a las personas a comprender las consecuencias de sus palabras en el mundo real, fomentando un diálogo más constructivo y empático.

Además, la educación sobre diversidad, inclusión y conciencia cultural fomenta la empatía y reduce los prejuicios que contribuyen a la retórica del odio. Al capacitar a las personas para participar positivamente en línea y fuera de línea, la alfabetización mediática fomenta una cultura de comunicación respetuosa y apoya los esfuerzos para contrarrestar y denunciar la incitación al odio. Además, estas herramientas refuerzan la cohesión de la comunidad al abordar las condiciones que pueden dar lugar al discurso del odio -la ignorancia, los prejuicios y la manipulación-, creando en última instancia una sociedad más resistente y armoniosa.

Por último, los dirigentes municipales pueden animar a los residentes a adoptar buenas prácticas como la «lectura lateral» (evaluar la credibilidad o exactitud de un informe comparándolo con los de otras fuentes). Y, de forma más directa, los dirigentes de las ciudades deben inculcar a los sistemas escolares locales la importancia de introducir planes de estudios de alfabetización mediática adecuados a la edad de los alumnos de primaria, secundaria y bachillerato, mientras que las bibliotecas locales y otros agentes comunitarios pueden ofrecer formación en alfabetización mediática a la población en general, con formación especializada para las personas mayores y los grupos vulnerables.

Alfabetización mediática: Capacidad para acceder, analizar, evaluar, crear y actuar utilizando distintas formas de medios y comunicación en diferentes contextos. Determina la capacidad de dar sentido a los medios de comunicación y la susceptibilidad a la desinformación y las narrativas conspirativas.

Alfabetización digital: Capacidad para acceder, interpretar y comunicar información de forma segura y adecuada utilizando las tecnologías digitales.

Ciudadanía Digital: Capacidad para desenvolverse de forma positiva, crítica y competente en el entorno digital, aprovechando las habilidades de comunicación y creación eficaces, para practicar formas de participación social respetuosas con los derechos humanos y la dignidad mediante el uso responsable de la tecnología.

Programas de educación y alfabetización mediática

Una estrategia eficaz a largo plazo para combatir la incitación al odio es educar al público sobre cómo reconocerla y detener su propagación. Los ciudadanos dotados de habilidades de pensamiento crítico tienen menos probabilidades de ser víctimas de información falsa y son más capaces de distinguir las fuentes creíbles de los contenidos perjudiciales. Los gobiernos locales pueden asociarse con escuelas, bibliotecas y organizaciones comunitarias para llevar a cabo programas de alfabetización mediática que enseñen a los ciudadanos a evaluar críticamente la información que encuentran, reconocer la desinformación y tomar decisiones con conocimiento de causa. A continuación se enumeran una serie de temas básicos de formación que los gobiernos locales pueden incluir en los programas educativos y de alfabetización mediática, así como algunos recursos gratuitos para diseñar sus programas educativos.

Ejemplos de temas de formación para programas educativos y de alfabetización mediática

  • Comprender el discurso del odio: Reconocer la incitación al odio, tanto online como offline; distinguir la incitación al odio de la libertad de expresión; explorar los marcos legales y los límites e impactos de la incitación al odio en individuos y comunidades.
  • Discurso de odio y ciberacoso: Debatir los efectos perjudiciales del comportamiento negativo en línea, desarrollar estrategias para contrarrestar el discurso y descubrir formas de construir comunidades positivas en línea.
  • Fundamentos de la alfabetización mediática: Cómo analizar y evaluar la credibilidad de la información y las fuentes de los medios de comunicación; detectar la parcialidad y la manipulación; comprender la diferencia entre desinformación y desinformación y reconocer su papel en la difusión del odio.
  • Alfabetización digital y compromiso en línea: Proteger los datos personales y evitar los espacios en línea perjudiciales; pasos para identificar y denunciar los contenidos perjudiciales a las plataformas o a las autoridades y el compromiso positivo en línea; estrategias para promover el diálogo respetuoso y contrarrestar constructivamente la incitación al odio.
  • Diversidad, Inclusión y Empatía: Fomentar la empatía y la conciencia cultural; comprender y apreciar la diversidad para combatir los prejuicios; entender cómo los prejuicios implícitos alimentan el discurso del odio y cómo abordarlos; cómo el lenguaje moldea las actitudes y los comportamientos, incluido el uso del lenguaje inclusivo.

Los gobiernos locales también pueden lanzar campañas de concienciación pública que pongan de relieve los peligros de la incitación al odio, sobre todo en tiempos de crisis, como elecciones, emergencias o agitación social, y/o en relación con retos globales que pueden dividir (aún más) a las comunidades, como la migración y las guerras y conflictos actuales, incluidos los de Oriente Medio.

Ejemplos de recursos para diseñar programas educativos y de alfabetización mediática.

  • Malas Noticias y Falsedades: juegos diseñados para ayudar a los usuarios a identificar contenidos engañosos y a comprender las estrategias que pueden utilizar los actores para crear y difundir desinformación.
  • Checkology: un plan de estudios gratuito de alfabetización mediática de del Proyecto de Alfabetización Informativa que enseña a los usuarios a leer e interpretar los medios informativos online y offline.
  • Primer Borrador del Plan de Estudios de Verificación: una biblioteca gratuita de contenidos formativos para que los periodistas y el público aprendan a verificar distintos tipos de medios de comunicación.
  • El Centro de Alfabetización Informativa ofrece recursos educativos gratuitos que van desde consejos rápidos a cursos completos en línea.
  • El Proyecto Look Sharp proporciona recursos para que los educadores introduzcan la alfabetización mediática en el aula y/o para el desarrollo profesional.

Las autoridades locales y las fuerzas del orden están en primera línea del compromiso con la comunidad y la seguridad pública: muchas necesitarán formación sobre cómo detectar, reconocer y responder a la incitación al odio en línea y fuera de ella. Los programas de formación pueden mejorar su comprensión de cómo las narrativas en línea alimentan los conflictos y la violencia en el mundo real y permitirles responder con mayor eficacia, fomentar la confianza de la comunidad y reducir los daños.

La formación debe adaptarse a los distintos grupos destinatarios (por ejemplo, funcionarios de la administración local, policía local, administradores y educadores escolares, trabajadores sociales, de la juventud y de la salud mental, responsables de comunicación y otros) y puede incluir, como se ha indicado anteriormente:

En Bruselas (Bélgica ), como parte de una iniciativa a escala de la Unión Europea, el gobierno local imparte formación a la policía sobre los riesgos y las repercusiones de la incitación al odio y la discriminación en los barrios multiculturales de la ciudad. La formación incluye módulos sobre el reconocimiento de las narrativas motivadas por el odio, tácticas contra la desinformación y la asociación con organizaciones comunitarias locales para evitar que el odio en Internet incite a la violencia, lo que ha ayudado al cuerpo de policía de Bruselas a ser más receptivo a los contextos culturales de los incidentes de incitación al odio, fomentando un enfoque proactivo para prevenir el odio y los conflictos alimentados por la desinformación en la ciudad.

Murcia (España) puso en marcha un proyecto de Cooperación Interpolicial y Social contra los Delitos de Odio (CISDO) con el objetivo de mejorar las capacidades de las fuerzas de seguridad y las organizaciones de la sociedad civil para prevenir, identificar, mediar y combatir los delitos de odio, incluidos los incidentes racistas y xenófobos. Un rasgo distintivo de este proyecto es el establecimiento de Comunidades de Práctica (COPRAS), que reúnen a agentes de policía, miembros de la sociedad civil y víctimas de delitos motivados por el odio para compartir experiencias y desarrollar estrategias para abordar estas cuestiones.

En Londres (Reino Unido), el Servicio de Policía Metropolitana (MPS) colabora con el Centro de Delitos de Odio en Línea del Ayuntamiento y el Ministerio del Interior británico para formar a los agentes en la detección y lucha contra las narrativas basadas en el odio y la desinformación que podrían incitar a la violencia. Los módulos de formación incluyen el reconocimiento del extremismo online y la comprensión de las tácticas utilizadas por los grupos de odio para manipular la información.

Los discursos de odio contra funcionarios públicos y ayuntamientos socavan el proceso democrático al deslegitimar a los dirigentes electos y a los funcionarios públicos. Los gobiernos locales deben tomar medidas específicas para proteger a los funcionarios y a los ayuntamientos del acoso, mantener la dignidad del servicio público y hacer hincapié en que la democracia se basa en el compromiso civil y el diálogo. Los gobiernos locales pueden apoyar a los funcionarios y ayuntamientos objeto de discursos de odio estableciendo políticas claras que condenen tales conductas y proporcionen apoyo legal e institucional para hacerles frente. Ofrecer formación sobre seguridad digital, recursos de salud mental y herramientas para gestionar el acoso ayuda a crear resiliencia entre los funcionarios. La formación también puede incluir estrategias para gestionar las diferencias y manejar el discurso del odio de forma constructiva, así como la forma de tratar a los residentes enfadados que intentan perturbar las reuniones públicas.

Los ayuntamientos tienen que encontrar formas proactivas y creativas de enfrentarse a las tensiones y conflictos de la comunidad de forma segura y respetuosa, para potenciar la cultura del diálogo y la tolerancia tanto en sus reuniones públicas como en la ciudad en general. Las medidas a considerar pueden incluir

A continuación se exponen algunos ejemplos de medidas que han adoptado las ciudades para prevenir y mitigar el impacto de la incitación al odio dirigida contra los ayuntamientos:

La Asociación de Gobiernos Locales del Reino Unido ha recopilado diferentes estudios de casos sobre cómo los gobiernos locales de toda Gran Bretaña han abordado la incitación al odio y el extremismo, incluido el trabajo del Ayuntamiento de Birmingham con las escuelas locales, las asociaciones del Ayuntamiento de Bristol con la comunidad musulmana local y el uso del fútbol por parte del distrito de Greenwich para fomentar una mayor cohesión comunitaria y disminuir así la posible influencia de la retórica nociva.

Los alcaldes y los gobiernos locales deberían aprovechar las iniciativas de formación y capacitación existentes para beneficiarse de los recursos, estrategias y conocimientos disponibles para abordar con mayor eficacia los retos compartidos de la incitación al odio.

Algunos ejemplos de estas iniciativas o recursos son

De manera crucial, la colaboración entre ciudades -incluido el intercambio de información y preocupaciones sobre cómo las crisis mundiales pueden estar afectando a sus comunidades- puede mejorar la preparación de las ciudades, ya que les permite compartir perspectivas sobre una crisis que puede no haber llegado aún a otras ciudades o no haber surgido en ellas. Al compartir éxitos y retos, los gobiernos locales pueden perfeccionar sus estrategias y adoptar prácticas innovadoras para hacer frente a la naturaleza siempre cambiante de los daños en línea. Ciudades Fuertes convoca periódicamente a alcaldes y otros responsables de gobiernos locales para compartir ejemplos prácticos y lecciones aprendidas en los esfuerzos dirigidos por las ciudades para prevenir el odio y la polarización.

El impacto de la incitación al odio off- y online en las comunidades locales y las ciudades es profundo, y afecta a todo, desde la confianza pública y la participación democrática hasta la cohesión social y la seguridad. Aunque se trata de retos globales cada vez más alimentados por crisis mundiales, sus repercusiones son cada vez más locales, y los alcaldes y los gobiernos locales se encuentran en primera línea. No debe pasarse por alto el papel de los líderes y gobiernos locales en la prevención y mitigación de los efectos de la incitación al odio en sus comunidades. Promoviendo la educación y la alfabetización mediática, fomentando la inclusión, condenando sistemáticamente todas las formas y manifestaciones del discurso del odio en sus comunidades o dirigidas contra sus residentes, aplicando políticas contra el discurso del odio y colaborando con gobiernos nacionales, instituciones académicas y organizaciones comunitarias, los líderes y gobiernos locales pueden ayudar a proteger a sus residentes de los efectos corrosivos de las falsas narrativas y la retórica deshumanizadora. En última instancia, la creación de comunidades resilientes que den prioridad a la información veraz, la inclusión, la tolerancia y el civismo garantizará una ciudad más sana, segura y cohesionada; una ciudad en la que sea menos probable que arraigue el odio, y mucho menos que se extienda.

Para más información sobre el trabajo de Ciudades Fuertes en apoyo de los esfuerzos de las ciudades para hacer frente a la incitación al odio, ponte en contacto con Lara Petricevic, Directora de Compromiso Global de la Red de Ciudades Fuertes, en [email protected].