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Opinión: ¿Pueden las fuerzas de seguridad ser un actor positivo del cambio?

Fecha de publicación:
26/05/2020
Tipo de contenido:
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— 7 minutos tiempo de lectura

Dominic Pkalya
Directora de Programas de la Red de Ciudades Fuertes (SCN)


En nuestro artículo anterior exploramos cómo las organizaciones extremistas violentas pueden utilizar la ruptura de la confianza entre las comunidades locales y el Estado para conseguir apoyo para sus actividades y reclutar a personas en situación de riesgo. En este número, examinamos la otra cara de la moneda y esbozamos cómo un sistema policial responsable, transparente y basado en los derechos humanos puede ser un agente positivo de cambio, especialmente en un país como Kenia, en el contexto de la prevención y la lucha contra el extremismo violento (P/CVE).

Según un estudio reciente realizado por el Red de pacificadores religiosos y tradicionales en colaboración con Ayuda a la Iglesia Finlandesa (FCA), Musulmanes por los Derechos Humanos (MUHURI) y Alianza de la Juventud Musulmana de Kenia (KMYA), es más probable que las personas que creen que la policía desempeña sus funciones con profesionalidad e integridad obedezcan las leyes y apoyen el sistema aportando información.

Una de las razones por las que los índices de condenas de personas acusadas de terrorismo en Kenia son bajos es porque pocas personas, si es que hay alguna, se presentan voluntariamente como testigos durante los juicios. Según este estudio, al igual que otros como ‘Estamos hartos de llevaros a los tribunales’ por MUHURI y Open Society Justice Initiative, y El Daily Nation periódico, algunos elementos de las fuerzas del orden recurren a ejecuciones extrajudiciales o desapariciones forzadas cuando las posibilidades de procesar y condenar con éxito a sospechosos de terrorismo parecen escasas.

Es importante señalar que los casos de ejecuciones extrajudiciales no se limitan al terrorismo, sino que afectan a todo el espectro de la sociedad. Por ejemplo, durante la aplicación del toque de queda del amanecer al anochecer para frenar la propagación del COVID-19 en Kenia, los medios de comunicación, incluidos los internacionales, informaron de casos de ejecuciones extrajudiciales. Sin embargo, este artículo quiere centrarse en cómo unas fuerzas del orden responsables y transparentes pueden ser un agente positivo de cambio en el contexto de la PCVE y no limitarse a condenar al gobierno.

Al trabajar en el ámbito público, la policía trabaja en situaciones extremadamente difíciles y desafiantes cuando investiga acusaciones relacionadas con el terrorismo, lo que les lleva a actuar basándose en rumores y no en pruebas sólidas, provocando detenciones innecesarias que erosionan acumulativamente la legitimidad del Estado.

La solución, según el estudio, es doble:

Como confirmó una evaluación independiente del proyecto de investigación, del que el autor fue uno de los investigadores principales, las fuerzas del orden y todo el sistema de justicia penal deberían, con carácter prioritario, dedicar energía a las investigaciones y a la recopilación de pruebas antes de detener formalmente e inculpar a los sospechosos ante los tribunales. Es la forma más directa de evitar falsas acusaciones y pérdida de legitimidad a largo plazo.

En segundo lugar, las fuerzas del orden deben reconocer sus errores dirigiéndose directamente al sospechoso que ha sido acusado falsamente. La Unidad de Asuntos Internos (UAI) del Servicio Nacional de Policía, que se ocupa de las denuncias contra agentes de policía, así como la Autoridad Independiente de Supervisión Policial (IPOA), dirigida por civiles, también deben ayudar a exonerar a las personas acusadas de cargos de terrorismo inventados, así como emprender acciones contra los agentes de policía infractores. Tales acciones contribuirán en gran medida a aumentar la legitimidad de la policía en la lucha contra el terrorismo.

«Un proceso judicial justo y objetivo ayuda a sanar y a mejorar la reputación y la legitimidad del sistema de justicia penal en su conjunto»

El estudio también estableció que los tribunales tienen el deber de mitigar las acusaciones falsas de terrorismo. El Centro de Derechos Humanos y Estudios Políticos (CHRIPS) publicó «Case Digest: Decisions of Kenyan Courts on Terrorism » en mayo de 2020, en el que identificaba una serie de casos colapsados por falta de pruebas suficientes o cargos inflados. Por ejemplo, la publicación cita un caso de apelación de Abdalla Said Katumu contra la República (2018), que fue desestimado por el Tribunal Superior de Kwale debido a la insuficiencia de pruebas y a acusaciones exageradas o falsificadas. En su sentencia, el juez fustigó a la Fiscalía por no haber investigado a fondo el caso tal y como lo presentó inicialmente la policía. En otras palabras, puede deducirse que, identificando y fallando contra las acusaciones frívolas, los tribunales ofrecerán algunos controles y equilibrios a los demás organismos del sistema de justicia penal y, en el proceso, fomentarán la confianza de la comunidad en los tribunales.

Un proceso judicial justo y objetivo ayuda a sanar y a mejorar la reputación y legitimidad del sistema de justicia penal en su conjunto. Como compartieron los miembros de la comunidad y las fuerzas del orden durante la evaluación del proyecto, estaba claro que cuando los sospechosos son condenados justamente por delitos de terrorismo, en pleno cumplimiento del estado de derecho, sus familias y comunidades sentirán que se ha impartido justicia con equidad y que las represalias son innecesarias.

La página Viaje al Extremismo en África publicado por el PNUD en 2017, concluyó, entre otras cosas, que los excesos del Estado, incluidas las ejecuciones extrajudiciales, especialmente de familiares, son los puntos de inflexión para que los ciudadanos se unan a grupos extremistas. Basándose en esta conclusión, así como en otras a las que se hace referencia en este artículo de opinión, puede afirmarse que un proceso judicial justo que no someta a los ciudadanos a los excesos del Estado puede reducir acumulativamente el número de casos de personas que se unen a grupos extremistas para vengarse de condenas ilegales o injustas o de asesinatos de sus familiares. Quizás sea un área que merezca más investigación.

Además, la gente basa sus opiniones sobre el sistema de justicia penal en sus interacciones personales con sus representantes, normalmente la policía. Por ello, la forma en que estos agentes se comportan durante los interrogatorios, registros, detenciones y en los tribunales, y la forma en que se comunican con los sospechosos y sus familias, es clave para aumentar la legitimidad de todo el sistema. Citando estudios anteriores, la investigación afirma que cuando los agentes se comunican bien y escuchan y tratan a los ciudadanos con respeto, los ciudadanos responden del mismo modo.

Otro ámbito que refuerza la legitimidad del gobierno y la confianza en sus instituciones es la prestación de servicios públicos. Un alto índice de satisfacción en los servicios públicos, incluidos los esfuerzos de P/CVE, aumenta las posibilidades de cooperación de la población con el gobierno, abriendo así la puerta al diálogo constructivo y a la creación de confianza. Por lo tanto, es fundamental que los gobiernos respondan a las necesidades de sus ciudadanos y que la prestación de estos servicios atienda los agravios de los más vulnerables, especialmente en las zonas fronterizas con Somalia, que actualmente sufren una parálisis educativa después de que los profesores no locales hayan huido de la región tras el aumento de los atentados terroristas dirigidos contra ellos.

En resumen, la investigación ha demostrado que un proceso judicial justo, junto con un trato humano a los sospechosos de terrorismo y a sus familias, puede curar la brecha entre las fuerzas del orden y las comunidades. En otras palabras, la transparencia del sistema de justicia penal, no sólo en el enjuiciamiento de sospechosos de terrorismo, sino también en otros casos penales, respaldada por una sólida supervisión por parte de la sociedad civil, los organismos gubernamentales, como la OIP y la UAI para el caso de Kenia, es clave en los enjuiciamientos públicos. La transparencia podría incluir, entre otras prácticas, que los agentes de policía se identifiquen públicamente durante las detenciones, que las órdenes de detención sean claras y se compartan con el sospechoso y sus familias, y que los abogados tengan acceso a representación. Este proceso, cuando se lleve a cabo respetando el Estado de Derecho, contribuirá de forma acumulativa a los esfuerzos de desradicalización del gobierno y ayudará a fomentar la cohesión social y la resistencia al extremismo violento.

Las fuerzas del orden, y el sistema de justicia penal en sentido más amplio, no deben percibir los derechos humanos como un impedimento para su trabajo, especialmente en el contexto de la P/CVE, sino más bien como un facilitador de una justicia justa y legítima que conduzca al ethos nacional de curación y reconciliación.

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