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Nuevas asociaciones en medio de la crisis nacional del Líbano

Fecha de publicación:
15/01/2021
Tipo de contenido:
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— 5 minutos tiempo de lectura

Arriba: las Redes Locales de Prevención libanesas se reúnen para debatir la aplicación de estrategias locales en medio de la pandemia del Covid-19.

Ghida El-Assaad
Coordinadora del proyecto,
Red de Ciudades Fuertes

El 17 de octubre de 2019, Líbano se vio sacudido por protestas populares desencadenadas por la incapacidad del gobierno nacional para responder a una catástrofe económica sin precedentes. Desde entonces, el país ha experimentado crisis sucesivas y prolongadas que no muestran signos de terminar.

La situación en todos los frentes sigue siendo grave. Los disturbios civiles, acompañados de intervalos de vacío político, han provocado escasez de alimentos, bloqueos diarios de carreteras y restricciones bancarias. El delicado tejido social del país, exacerbado por los millones de desplazados que han buscado refugio dentro de las fronteras libanesas, ha alcanzado, a ojos de muchos, sus límites con la presión añadida de la crisis del COVID-19. El cierre de pequeñas empresas y las crecientes tasas de desempleo han amenazado a muchos ciudadanos con la pobreza a largo plazo, el deterioro de las condiciones de vida y la falta de vivienda, mientras que las mujeres y los jóvenes se han visto cada vez más marginados.

Recientemente, la Red de Ciudades Fuertes (SCN), junto con las Redes Locales de Prevención (LPN), llevó a cabo evaluaciones de la percepción de la comunidad con los municipios locales para evaluar la crisis actual, así como la eficacia de las respuestas nacionales y locales y el papel y el valor de los programas de PVE. El resultado de estas evaluaciones identificó una serie de retrocesos crecientes y alarmantes que podrían proporcionar un terreno fértil ideal para que los grupos extremistas polaricen a las comunidades, inciten a la violencia y radicalicen y recluten a jóvenes. En consecuencia, alcaldes, miembros municipales, organizaciones de la sociedad civil (OSC) y activistas pidieron una intervención inmediata.

Para responder a estas amenazas, a finales del año pasado se lanzó una convocatoria de propuestas en todo el Líbano para ampliar las iniciativas de EVP a nivel local. La convocatoria, desarrollada en colaboración con la Unidad Nacional de PVE y bajo el patrocinio del Ministerio de Asuntos Exteriores de los Países Bajos, asignará pequeñas subvenciones a los municipios más destacados para ayudarles a aumentar la sensibilización, fomentar la cohesión y la resiliencia, y responder a las necesidades urgentes de la comunidad. En el proceso, nuestro objetivo sigue siendo la expansión del modelo LPN de coordinación multipartita en materia de PVE a otros municipios además de los de Majdal Anjar, Saida y Trípoli.

Arriba: la Convocatoria de Propuestas se lanzó a finales del año pasado en todo el Líbano para ampliar las iniciativas de EPV a nivel local.

En total, 37 municipios de todas las gobernaciones libanesas participaron en la convocatoria, y dos municipios están ahora en proceso de establecer sus propias LPN.

Cada vez más, se pide a las OSC que llenen los vacíos dejados por el gobierno nacional y atiendan las necesidades básicas de sus ciudadanos. Se espera, por tanto, que estas iniciativas puedan ayudar a crear una cooperación concreta entre las OSC y las autoridades locales, al tiempo que permiten a los municipios reforzar sus capacidades para coordinar, aplicar e institucionalizar estrategias y actividades locales de P/CVE.

Las soluciones y los proyectos propuestos por estas OSC han ido desde la mejora de las oportunidades de desarrollo socioeconómico mediante el apoyo al desarrollo de las capacidades de los jóvenes, hasta la mejora de las capacidades de pensamiento crítico de los jóvenes mediante la formación en alfabetización mediática y el desarrollo de capacidades sobre la incitación al odio y las noticias falsas. Otros proyectos han tratado de implicar a los jóvenes y proporcionarles un papel activo en su comunidad a través de la educación en derechos humanos, resolución de conflictos y defensa, y de implicarlos en actividades artísticas, deportivas y de diálogo.

«El delicado tejido social del país, agravado por los millones de desplazados que han buscado refugio dentro de las fronteras de Líbano, ha alcanzado, a ojos de muchos, sus límites con la presión añadida de la crisis del COVID-19»

Los líderes religiosos y los profesores también formaban parte integrante de las propuestas presentadas, que incluían la mejora de la tolerancia religiosa y el papel de las metodologías educativas interactivas en la EPV. Los municipios también utilizarán, a lo largo del periodo de aplicación, el conjunto de herramientas para profesores y la agenda religiosa elaborada previamente por el SCN.

Por último, la puesta en marcha de una unidad de asesoramiento y derivación en el municipio de Saida, que ofrece apoyo psicosocial y ayuda a los padres preocupados por los niños vulnerables, representa un avance singularmente prometedor. La unidad combinará los conocimientos y la experiencia de un equipo constituido por miembros de la LPN, así como por profesores y jóvenes que han recibido numerosas formaciones de desarrollo de capacidades y han adquirido habilidades en el campo del apoyo psicosocial. Durante los próximos seis meses, el equipo del SCN, en colaboración con la Unidad Nacional de PVE y en cooperación con los puntos focales y los LPN, tratará de proporcionar a todos los nuevos municipios asociados los conocimientos y herramientas necesarios para identificar y responder a los primeros signos de radicalización.

rEn los quince meses de crisis sucesivas desde que comenzaron las protestas de octubre de 2019, las LPN han sido fundamentales para dar respuestas coordinadas a las numerosas crisis a las que se ha enfrentado Líbano. Con la tragedia de la explosión del puerto de Beirut el pasado agosto, se movilizaron para proporcionar ayuda de emergencia y apoyo a los más afectados. Su éxito como modelo en la unión del gobierno local con la sociedad civil, los organismos de salud pública, el sector privado y los líderes religiosos para identificar y abordar las tensiones de la comunidad, habla de su agilidad y versatilidad en tiempos de crisis insoportables. Desde entonces, el modelo se ha reproducido en todo el mundo, en otras ciudades miembros del SCN, como Macedonia del Norte, Kenia y Estados Unidos. Su expansión en el Líbano es un rotundo respaldo a su valor para construir comunidades más fuertes y, en última instancia, ciudades más fuertes.

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